¿Quieres bajar de la Nube? Alquila un Jet Privado a Bariloche

Alquila un Jet Privado a Bariloche y baja de las nubes aterrizando en este increíble destino.

San Carlos de Bariloche, un lugar para bajar de la nube

San Carlos de Bariloche (comúnmente llamada Bariloche) es una ciudad en la región de la Patagonia argentina ubicada a 893 m sobre el nivel del mar. Lo han definido como el destino más visitado de la Patagonia y uno de los destinos más visitados de la  Argentina.

El término “Bariloche” es de origen mapuche, es una referencia toponímica que simboliza “gente de atrás de la montaña”. El nombre San Carlos, según lo expresado por los historiadores, hace  honor al primer comerciante destacado de la ciudad. Realmente no se trataba de un santo. Así quedó registrado por error. La denominación correcta debió haber sido “Don Carlos de Bariloche”

Bariloche cuenta con impactantes reservas naturales, que incluyen lagos, bosques y montañas. Allí podrías avistar las aves con mayor tamaño del mundo. Cuando quieras conocerlo, Seguro llevarás de vuelta, las imágenes de sus espectaculares paisajes.

Entre las variades actividades recreativas, puedes seleccionar entre un apasionante recorrido por los lagos en bici, hacer trekking en la temporada de otoño, visitar sus parques nacionales, sus monumentos naturales, practicar deportes: kayak, senderismo, rafting, cabalgatas. O quizá te lleve hasta allí tu curiosidad por saber de la leyenda del monstruo del lago Nahuel Huapi.

Bariloche recibe también la visita de científicos, interesados en conocer el polo educativo sobre tecnología nuclear. Desde este centro de investigación, se han generado estudios de impacto reconocido a nivel mundial.

Su temporada turística ocurre en invierno. De sus diversas actividades, esquiar es de las más atractivas. Y es que sus condiciones naturales le han convertido en el Segundo destino de esquí mundial. Esta condición hizo parte en mi historia personal en Bariloche.

Alquilar un jet privado a Bariloche: clave para bajar de la nube

Ir a Bariloche es un privilegio.  Hacerlo en Jet aéreo, lo hará aún más atractivo. Aterrizar ya es una forma de bajar de las nubes, pero cuando estés en el jet, es posible que desees quedarte más tiempo sobre las nubes.

Viajar a dónde quieras, cuándo quieras, sin incómodas esperas, te permitirá centrar tu tiempo en ti. Dos de las ventajas que más disfruto de tomar un vuelo privado, es la posibilidad de elegir la gastronomía y la posibilidad de aterrizar lo más cerca posible de mi destino final.

En  mi viaje de ida a Bariloche, la privacidad me permitió incluso, ensayar mi conversación de negocios. Me gusta la compañía pero, en ocasiones como ésta, la posibilidad de enfocarme solo en lo estrictamente necesario multiplica mis probabilidades de éxito.

Bajar de la nube no es una metáfora

¿Te has planteado alguna vez bajar de la nube?

He aprendido que se trata de un ejercicio de conciencia y determinación. Implica, en un principio, reconocerte allí, en la nube. Acto seguido, decidir bajar de ella.

Sabemos que es una metáfora, pero intentemos quitar lo confuso a la frase. Llevarla al plano real.

Delimitemos entonces. No hablo de la nube donde almacenar tus archivos o tus secretos informáticos.

Pudiera referirse a la nube metafórica a la que podemos subir cuando exageramos nuestros atributos (ego). Esa de la que habla un observador cuando nos advierte ¡bájate de esa nube!

Me refiero a algo mucho más cotidiano. Hago alusión a la nube verdadera, esa que pintamos con acuarela cuando éramos niños. La misma de la que un día supimos que no era de algodón.

En mi inolvidable viaje a Bariloche, conocí las claves para bajar de la nube, en cualquiera de las dos últimas interpretaciones. Lo digo con sobrados argumentos. ¡Aprendí a esquiar!

Esa experiencia que pareciera deportiva, hizo un giro en mi enfoque gerencial. En este artículo, me animé a compartirte mis nuevas claves para la conducción de equipos. Esta nueva estrategia, se inspira en mi primera experiencia en el Esquí.

Bajé de la nube haciendo esquí

En ese viaje a Bariloche con el propósito de cerrar un importante negocio de impacto internacional. Tomé algunos días adicionales para celebrar los resultados. Mi socio en Argentina y anfitrión estelar, me recomendó “Aprende a esquiar en Bariloche”.

¿Aprender a esquí? ¿ahora?

Ya lo tenía agendado en mis pendientes, solo que aún no se habían dado las condiciones. De inmediato, pensé que ese podía ser mi momento.

Pregunté sobre lo que necesitaría. Supe que en Bariloche todo lo material estaba disponible. Consulté a distancia con amigos esquiadores, llamé a mi esposa. Todos me decían ¡hazlo ya! Y lo hice.

Si algún día te animas a vivir esta aventura, nada debe preocuparte. Todo lo que necesites lo puedes alquilar o comprar allí. Más allá de lo material, de tu parte, sólo debes estar decidido, tener la disponibilidad de tiempo y gozar de condiciones de salud favorables.

No podría decir que aprendí a esquiar, pero sí que he comprendido las bases de esta disciplina deportiva. Sé lo que debo aprender, mis tareas pendientes. Tuve mis pequeños logros, me caí y me levanté. Tres imprescindibles de todo aprendizaje.

Me ví abajo, soñando con estar en las nubes. Y me ví sobre ellas, anhelando bajar. Y descendí con muchas ganas de volver a estar arriba y comenzar un nuevo descenso.

Les puedo contar, para resumir, que abrí una puerta de lo que estoy seguro serán numerosas aventuras y aprendizajes en mis próximos viajes a esta cálida ciudad del frío. Me atrevería a augurar también, el desarrollo de una nueva área de aprendizaje organizacional para mí y para mi equipo.

En mi viaje de regreso, ya con la mirada enfocada en mis asuntos, comenzaron a alternarse los pensamientos sobre el viaje y sobre mi empresa, para finalmente mezclarse en algo que podría llamar: aprendizaje al frío y que hoy quiero compartir contigo.

Aprender a esquiar en la empresa

En nuestra vida cotidiana, cuando nos advierten que debemos “bajar de la nube”, seguramente nos están percibiendo muy soñadores. Nos pasa a quienes, por alguna razón, en algún momento nos percibimos a nosotras mismas, con atributos sobredimensionados.

¿Te ha ocurrido? ¿le ha ocurrido a alguien de tu equipo? Si has respondido si, esta entrega es para ti.

Puede que seas tú la referencia o, quizá, un miembro de tu equipo de trabajo. Puede que sea uno de esos creativos que no termina de decantar las ideas. No importa de quién se trate, cuando hemos estado allí, en la nube, seguro hemos escuchado ese bájate de la nube, o un pon los pies en la tierra, o, más concreto “aterriza”.

También podría referirse a un proyecto en el que aún no logras aterrizar las ideas, o una situación en la que no conoces el terreno o contexto o no estás muy familiarizado con los recursos o los procesos. Si ese es tu caso, esta lectura puede ser de utilidad para ti.

Cuando es momento de bajar de la nube, aprender a esquiar te da las claves. Y como quiera que es un lugar al que todos hemos ido, del cual casi todos hemos podido volver y al que podemos regresar, les compartiré lo aprendido: las claves que te pueden ayudar a esquiar en tu empresa.

6 claves para bajar de la nube.

En mi viaje de regreso, pensando en mi experiencia de esquí, noté una similitud entre los problemas que enfrentaba sobre la nieve, con algunos problemas que he solido enfrentar en mi empresa. Tomé mi agenda y mi bolígrafo y comencé a escribir mis claves para bajar en la nube.

Te comparto el resultado de mis reflexiones. Te presento algunas claves que puedes usar cuando te plantees un nuevo negocio, cuando te asignen una misión en la que tengas poca experiencia, cuando sea la hora de bajar de la nube o cuando estés sobre la cima de una montaña y simplemente desees bajar en esquí.

  • Reconocerte en la nube requiere un poco de coherencia y sentido común.

Cuando tienes coherencia y un fuerte sentido común, tendrás dos condiciones a tu favor: tendrás consciencia de que estás en la nube y tomarás la firme determinación de bajar de ella.

Para cualquiera que sea tu situación, reconocer y tener clara percepción sobre el punto de partida y tener la certeza indeclinable de que deseas descender, y lo harás.

  • Aprende a detectar la dificultad del terreno

En el esquí, en tu primera clase seguro aprenderás a conocer el color de las pistas antes de esquiar. Las pistas están señalizadas según el nivel de dificultad. Las verdes son fáciles. Las azules, un poco más difíciles. Las rojas son para esquiadores más avanzados y las negras son para expertos.

En tu organización, cuando sabes que debes descender, debes comenzar por seleccionar en qué realidad quieres aterrizar. Tu sentido común, tu instinto de supervivencia y tu orientación al logro, seguro te convencerán de conocer primero el terreno, evaluar tus condiciones y optar por iniciar desde lo más sencillo.

No es un hecho aleatorio. No caerás donde el destino te lleve. Bajarás de la nube al terreno que desees y puedas pisar.

  • Elegir el bastón apropiado.

En el esquí, tu bastón es tu compañero. Debes elegirlo en función de tu tamaño y el tipo de terreno en el que has decidido esquiar. El bastón te ayudará a impulsarte para ir más rápido, te ayudará a frenar cuando sea necesario, te brindará el apoyo que necesitas para mantener el equilibrio. Tener un bastón no es suficiente, cuando lo aprendes a utilizar te sientes en verdadera compañía.

En la empresa, tu equipo, un partner o tu socio es tu bastón. El tamaño de ellos no se mide en metros, pero sí en el nivel de confianza que se inspiran mutuamente y en el grado en que se conocen.

Identifica tu bastón en la empresa, aprende a conocerlo y apóyate en él con confianza. Y muy importante, genera las condiciones para que confíe en ti. Tener un socio no es suficiente, como en el esquí, debes aprender a establecer la mejor relación posible entre ustedes.

  • Seleccionar las botas apropiadas.

En el esquí, ponerse las botas tiene toda una técnica. Una arruga en las medias o los pantalones mal ajustados, seguro te harán pasar un mal rato. La selección de las botas depende, entre otros, de la experticia del esquiador. Las botas en el esquí sirven para avanzar, pero también para frenar.

Tener los implementos es importante, pero tomar conciencia sobre cómo y cuándo utilizarlos, es fundamental. Vale para aprender a esquiar, para tomar decisiones ejecutivas, vale para la vida.

En los entornos empresariales, los materiales, equipos y recursos están disponibles. Pero el hecho de contar con ellos desde el punto de vista material, no lleva implícito el éxito.

Aprende a conocer cada recurso, descubre cómo tus rasgos particulares, tu estilo gerencial, tus estrategias y medios de comunicación y tus conocimientos, influyen en la eficiencia con la que usas tus recursos disponibles.

En las organizaciones debes conocer qué condiciones te ayudan a avanzar, pero debes desarrollar claridad para reconocer esos momentos cuando debes frenar.

  • Debes conocer quién tiene el derecho de pase en la pendiente

Cuando esquías, las personas que están más abajo de tí (adelante) tienen el pase. Eso significa que te corresponde a tí observarlos, desviarte o esquivarlos, si es necesario.

Permite a los miembros de tu equipo tener iniciativa, observalos y concédeles el espacio que necesitan para llegar a su destino. Ceder el paso implica también prestar atención consciente. Debes saber escucharlos, empoderarlos, intentar conocerlos al punto de poder predecir sus necesidades, así como el esquiador puede intuir el movimiento de su delantero.

  • Mantén el control en la pendiente.

Cada esquiador debe ser responsable de controlar su velocidad y tener claro conocimiento de la pendiente que está en capacidad de dominar. Bajar puede resultar muy estimulante, pero dejarse llevar por la adrenalina, podría derivar en consecuencias muy desagradables.

En ocasiones en las organizaciones, la pasión que sentimos hacia un proyecto, puede llevarnos a velocidades incontrolables. Ponemos el automático y eso puede llevarnos a presionar a otros y sobreutilizar los recursos.

En las empresas no estamos solos. En nuestro trayecto siempre habrán personas y recursos bajo nuestra custodia. Como en el esquí, es estratégico aprender a controlar ese impulso desenfrenado por terminar ya y sólo aceleran cuando tenemos todos los recursos bajo control.                   

Cierra tus negocios, regálate un premio y toma apunte de las lecciones aprendidas

De tantos viajes de negocio que he realizado, esta visita a Bariloche me enseñó que el trabajo, la diversión y el aprendizaje pueden fusionarse si así lo deseo. Si tomo conciencia de lo aprendido y pienso en esa experiencia desde otros contextos de mi vida, con toda certeza, estaré creando una nueva forma de percibir el mundo, una nueva manera de enfrentarme a la vida.

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